Epicteto - Nunca dependas de la

 

Nunca dependas de la admiración de los demás. No hay ninguna fuerza en ello.

Epicteto

Epicteto, uno de los filósofos más destacados del estoicismo, vivió entre los siglos I y II d.C. y fue esclavo en Roma antes de obtener la libertad y dedicarse a la enseñanza de la filosofía. Su vida ejemplifica los principios de autocontrol y resiliencia que enseñó; fue un hombre que, aun siendo limitado por las circunstancias de su tiempo, defendió el poder de la mente para alcanzar una vida virtuosa y en paz. 

En sus obras, especialmente en "El Enquiridión", Epicteto promueve la idea de que la verdadera libertad y fortaleza se encuentran dentro de cada individuo, no en la validación o aprobación externa. La frase "Nunca dependas de la admiración de los demás. No hay ninguna fuerza en ello" sintetiza esta filosofía, aludiendo al peligro de buscar en los demás lo que solo se puede obtener a través de un fuerte dominio sobre uno mismo.

En el contexto del estoicismo, esta frase resalta la independencia emocional y la autosuficiencia mental, pilares clave de la filosofía. Epicteto sostiene que depender de la admiración de los demás nos hace vulnerables, pues nos coloca en una posición de debilidad ante juicios externos. Al buscar constantemente el reconocimiento y la aprobación de otras personas, se sacrifica la libertad personal en favor de algo que es volátil y cambiante: la opinión de otros. Desde el punto de vista de Epicteto, la verdadera fuerza radica en tener el control de uno mismo, en la autovaloración y en la práctica de la virtud, no en la búsqueda de aprobación social o en el deseo de ser admirado.

Esta enseñanza de Epicteto resulta especialmente relevante en la era moderna, en la que las redes sociales han amplificado la necesidad de validación externa. Al depender de "likes" o comentarios, por ejemplo, se corre el riesgo de construir una identidad frágil que solo se sostiene mientras se recibe ese respaldo externo. Este afán de buscar la admiración puede llevar a una constante insatisfacción, ya que los criterios de aprobación social son efímeros y, en gran medida, ajenos a nuestra capacidad de control.

Al final, Epicteto plantea que el camino hacia la paz mental se encuentra en enfocarse en lo que realmente depende de nosotros: nuestras decisiones, actitudes y acciones. Aprender a apreciar nuestro propio esfuerzo y carácter, en lugar de depender de la admiración externa, fomenta una fortaleza interna que no depende de circunstancias variables, sino de una conexión profunda con nuestra propia naturaleza y valores.

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