No dependas nunca de la admiración de los demás. No tiene ningún valor.
– Epicteto
La búsqueda de aprobación y reconocimiento externo ha sido una constante en la historia de la humanidad. Desde tiempos antiguos hasta nuestra era de redes sociales, donde los "me gusta" y los comentarios son una especie de moneda emocional, el deseo de ser admirado parece estar grabado en nuestra naturaleza. Sin embargo, Epicteto, uno de los grandes representantes del estoicismo, nos lanza un mensaje directo y sin adornos: “No dependas nunca de la admiración de los demás. No tiene ningún valor.”
Esta frase, breve pero poderosa, encierra una lección de vida que sigue teniendo absoluta vigencia en el mundo actual.
El espejismo de la admiración ajena
Epicteto nos invita a cuestionar un hábito emocional profundamente arraigado: la necesidad de validación externa. ¿Cuántas veces hemos ajustado nuestras decisiones, nuestra forma de vestir, nuestras palabras o incluso nuestras metas solo para recibir la aprobación de otros? La admiración puede ser agradable, incluso gratificante, pero cuando se convierte en una necesidad, se transforma en una dependencia emocional peligrosa.
La admiración ajena es volátil. Cambia con el tiempo, con las modas, con los estados de ánimo de quienes nos rodean. Basar nuestra autoestima en algo tan inestable es construir un castillo sobre arena.
Epicteto, fiel a la filosofía estoica, nos recuerda que lo que verdaderamente importa no está fuera de nosotros, sino en nuestro interior.
El valor de la autodeterminación
No depender de la admiración de los demás es un acto de libertad emocional. Significa que nuestras acciones, nuestros valores y nuestras decisiones no están condicionadas por la opinión ajena. Es vivir con coherencia interna, sin necesidad de agradar a todos.
La verdadera fuerza radica en hacer lo correcto incluso cuando nadie lo reconoce, en seguir nuestros principios aunque eso signifique recibir críticas o incomprensión. Cuando dejamos de vivir para ser admirados, empezamos a vivir para ser auténticos.
Esta postura, según Epicteto, nos protege del sufrimiento innecesario. Si no esperamos elogios, tampoco nos afectan las críticas. Si no buscamos aprobación, no sufrimos rechazo.
Admiración vs autenticidad
Muchas personas sacrifican su autenticidad por encajar. Se adaptan a las expectativas de su entorno. Viven proyectando una imagen que no les pertenece solo para recibir aprobación. Pero la admiración conseguida a costa de renunciar a uno mismo es una victoria vacía.
Epicteto nos invita a darle la vuelta a esta lógica. La pregunta clave no debe ser: “¿Me admirarán por esto?” sino: “¿Esto está en armonía con mis valores? ¿Es coherente con quién soy?”
Cuando dejamos de buscar la mirada aprobatoria de los demás, encontramos algo más valioso: respeto por nosotros mismos.
Breve reseña de Epicteto
Epicteto (c. 50 d.C. – 135 d.C.) fue un filósofo griego perteneciente a la escuela estoica. Nació esclavo, pero eso no le impidió convertirse en uno de los pensadores más influyentes de la filosofía moral. Su enfoque era claro: la verdadera libertad no depende de las circunstancias externas, sino de cómo elegimos responder a ellas.
Para Epicteto, la clave de la felicidad radica en el control interior. Solo somos responsables de lo que pensamos, decimos y hacemos. Todo lo demás —la fama, la riqueza, la admiración— son elementos externos que escapan a nuestro control y, por tanto, no deberían determinar nuestra paz interior.
Conclusión: La verdadera aprobación es la propia
La frase de Epicteto es un antídoto contra la adicción a la validación social. Nos enseña que la admiración de los demás es una ilusión pasajera, y que vivir para obtenerla nos aleja de la verdadera plenitud. La libertad emocional comienza el día que dejamos de preguntar: “¿Qué pensarán de mí?” y empezamos a preguntarnos: “¿Qué pienso yo de mí mismo?”
Solo entonces dejamos de vivir para los ojos ajenos… y comenzamos a vivir de verdad.
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